Circulen, aquí no hay nada que ver.

05/11/2020

Bueno, chavales. Como era bien sabido por todos, este blog cierra por cese de actividad. Ha sido una etapa maravillosa, pero es hora de pasar página y dedicarme a mis labores: el bebercio, la contemplación, el ganchillo o lo que se tercie. La afluencia era escasa por estos lares y ahora con la pandemia más si cabe: aforo del 50% en terrazas, restricciones de movilidad... Una serie de medidas que han matado definitivamente este propicio negocio.

Pero no os preocupéis, dejando las bromas aparte, me voy satisfecho con el aprendizaje aplicado en este proyecto durante estos últimos años. Ha sido como el hijo que nunca he podido tener y que me ha hecho salvaguardarme de lo que acontecía a mi alrededor en todo este tiempo con sus ocurrencias. No es hora de estar tristes, las cosas van y vienen, de todo esto se aprende y algo positivo sacaré de todo esto (o eso creo).

Ahora se lleva lo de contonear el culo en tik tok o los podcasts donde la gente es experta de todo sin saber de nada para autopromocionarse. Lo de vomitar nuestras batallitas por escrito cual abuelito ya han pasado a mejor vida para dar paso al "aparentismo". Por este motivo, he decidido bajarme del tren, dejar los bártulos y disfrutar del poco tiempo que dispongo actualmente. Ahora, pasaremos directamente a la lista de agradecimientos de las personas cercanas que han supuesto un pilar fundamental en mi vida:

A mis padres por aguantar mis rarezas y comprenderme en todas las decisiones de mierda que tomo constantemente en la vida. Se acaban de jubilar y con esto de la pandemia pues no han podido apuntarse a los viajes de inserso, están que se suben por las paredes.

A mi hermana por reprenderme por todos mis TOCs a cada cual más extraño y premiarme con comida cuando hago las cosas de manera correcta. Actualmente la enseño a programar porque en su instituto no quieren contratar profesores para evitar los contagios.

A mis amigos por despejarme la cabeza en los momentos difíciles, aunque nunca les cuente todo lo que me gustaría. Ahora están confinados y quedamos en terrazas respetando la limitación de 6 personas, en ese aspecto no tengo muchos problemas porque los puedo contar con los dedos de una mano.

A él resto, gente que me ha cancelado, me ha hecho mobbing laboral o me ha utilizado para pisarme a la mínima que han podido: muchas gracias, habéis sido una pieza fundamental en mi forma de pensar y entender la vida.

Finalmente, el Iván de 2016 tenía muchas ganas e ilusión por hacer cosas, sin embargo, se fue diluyendo con el paso del tiempo y ya no ha vuelto por aquí. Os habría encantado conocerle, era bastante más lucido que yo y tenía posts muy interesantes que aportar a la sociedad. Aunque era muy inocente y alguna que otra ostia se llevó por el camino.

Con el tiempo, se fue apagando hasta que el Iván de 2019 le puso un poco de empeño por reflotar el blog, pero pasaron cosas personales que lo echaron al traste retomar todo esto. Le cedimos el testigo al de 2020, pero no hay que ser muy inteligente para darse cuenta que no era el más avispado de las tres versiones de Iván ya comentadas anteriormente.

Así que el Iván de 2020 se quedó sin entretenimiento, encerrado en casa y sin la pieza fundamental que le motivo a realizar todo esto. Un caldo de cultivo interesante que derivó en una prometedora depresión que afrontó con la mejor de sus sonrisas. Ahora está viviendo la mejor etapa de vida: en el aspecto laboral, personal y sentimental. Pero se lo guarda para el (para darle un halo de misterio al asunto), ya no está por la labor de compartir sus alegrías con desconocidos.

No tengo muy claro que me depararan las siguientes versiones de mi en los próximos años. Igual me iré al campo a vivir o me compraré un piso en el centro, acabaré casándome o adoptando un bebé chino para desgravar a hacienda. Todo es posible después de este aciago año.

De todas formas, estas cosas no dependen de mí. Como ya sabéis, nos dirigimos a un nuevo orden mundial y del que ya se estaba rumiando en diferentes mentideros. Quien sabe, igual gente como nosotros podrá integrarse mejor en el nuevo mundo que al que nos dirigimos ahora.

Mi Padre siempre dice que toda nuestra vida está escrita y razón no le falta: no os esforcéis, no toméis decisiones porque ya otros los tomarán por vosotros ni deis pistas de lo que estáis tramando. En los próximos años, veremos cosas que harán cortocircuitar a la gente más cabal y no quiero estar presente cuando eso pase, he perdido a mucha gente por el camino como para estar a expensas de lo que hagan los demás. Se avecinan cambios geopolíticos muy interesantes, la gente pasará hambre y el capitalismo, tal y como lo conocemos, pasará a mejor vida para dar paso a la agenda 2030.

Pero no pasa nada, es probable que lo disfrute con una copa de vino en la mano mientras asomo por el balcón mientras veo el caos reinando a sus anchas por las calles aledañas. Antes de todo esto, era muy de preocuparme por los problemas de los demás, posiblemente el Iván del 2021 solo le preocupen los suyos, se ha vuelto egoísta y huraño. Vienen tiempos muy interesantes para los pesimistas.

Y este es un poco el resumen de lo que nos deparara el futuro, por este motivo no me queda más remedio que pasar a despedirme y desearos lo mejor. He cometido muchos errores, he sido gilipollas con gente que quería y me he dado cuenta de cosas que tenía que corregir demasiado tarde. No lloréis por mí. Circulen, aquí no hay nada que ver. Ha sido un placer.